Queridos en Ámense:
Hoy, instituido como el día de los padres, para muchas culturas.
Algunas personas dicen: "- ¿Para qué celebrar este día? si, tanto el de los padres, como el de las madres, deben ser todos los días de la vida". Esto es cierto, pero ¡que bello es poder detenerse, al menos un día, para reparar en lo que encierran esos nombres: padre y madre!
¡Cuánta historia, desde que se enteraron que serían papás! En el caso de los padres, muchas veces aislados de acciones que les corresponden, unas porque la madre se las toma para ella sola y así se acostumbran; otras, porque el tiempo les da sólo para proveer al hogar. Poco tiempo el padre tiene para ofrecer a sus hijos, se acostumbra a esto y no aprovecha todo el tiempo que está ahí para él. El hecho de que sea la madre la que lleve en su vientre a los hijos, los de a luz, los lacte y sean habilidosas para cambiar los pañales, bañar, etc.; ha hecho, casi que por tradición, que el papá sea un poco más lejano de los hijos en el orden afectivo.
En Ámense sabemos que esto es un daño, y los padres que se han instruido dentro de Ámense han podido tener todas las herramientas para colmar a sus hijos de la afectividad paterna, y saber disfrutar de esta verdad. La vida va cambiando, y ahora, en muchos hogares, tanto mamá como papá están encargados de proveer, de cuidar, de dar atenciones y esto -si se sabe hacer- es muy enriquecedor.
Pero aún remontándonos al tiempo de Jesús con su padre José, y un poco, al de las generaciones de mayores, aún teniendo a la figura del padre como el proveedor y a veces, hasta el que más regaña, y quizá un poco hasta el más lejano en las muestras de afecto; podemos ver a la figura paterna como el complemento de la materna. La necesaria participación de entrega del padre, es imprescindible para que se haga la Voluntad de Dios Padre en la familia; para que sus hijos todos llenemos todas nuestras expectativas, logremos la verdadera realización de vida, y que se cumpla así la PROMESA que Él hace a la humanidad en cada uno de sus hijos.
Nada, absolutamente nada, llena el vacío de la ausencia del padre en nuestras vidas, en todos esos detalles donde debió hacer sentir su presencia. Lo único verdaderamente bello, es la armonía entre mamá y papá en todo. Ellos juntos son los escogidos por El para nosotros, y en esto el papá escogido, el nuestro, llena lo más profundo de nuestras vidas, de nuestro ser. Ese amor especial por nuestros padres, está dentro de cada uno de nosotros.
Por eso, los que tienen la dicha de tener aún a sus padres físicamente con ellos, ¡disfruten de esta realidad!, ¡muéstrenle su amor!; los que a la vez son padres, sientan desde lo más verdadero, el amor de sus hijos, y los que ya no los tenemos con nosotros, amémosles por todo lo que nos supieron dar y, también por lo que no supieron.
Queridos todos, Honremos padre y madre, con el sello Ámense.
¡Sean muy felices! y no se pierdan en este día ni un segundo de dicha, de disfrute y descanso con sus seres queridos, en especial con sus padres y sus hijos.
¡Feliz día de los Padres!
Les deseamos,
Sara y Alberto
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