Queridos en
Ámense:
¡Ya suena como cotidiana la palabra "masacre"!
Pero algunos de los legisladores de Sacramento, California, este martes, están
tratando de buscar soluciones, a partir de la última del viernes pasado, cuyo
protagonista lo fue un joven de 22 años de edad y donde perdieron la vida seis.
Algunas de las declaraciones de estos representantes han despertado nuestra
reflexión de hoy, y citamos:
"
Cuando alguien está en crisis, las
personas más cercanas a ellos son a menudo los primeros en detectar las señales
de advertencia, pero casi nada se puede hacer ahora para volver sus armas o
evitar la compra de más", dijo la asambleísta demócrata Nancy Skinner
de Berkeley.
"... aún queda mucho por hacer para
identificar a las personas con enfermedades mentales graves y conseguir los
servicios que necesitan."
"...es importante desestigmatizar la enfermedad
mental y ofrecer más formas de intervenir y salvar las vidas de los jóvenes con
esperanzas y sueños.
Recordamos que esta última masacre,
se produjo horas después de que el muchacho había enviado por correo
electrónico un extenso manifiesto a sus padres, terapeutas y otros, y un mes
después de que los agentes del alguacil le habían realizado un chequeo, después
de que sus padres comenzaron a preocuparse por sus publicaciones en YouTube.
Reflexión de Ámense:
En primer lugar -y siempre lo decimos- las situaciones sí son
predecibles y pueden PREVENIRSE, es más, estamos obligados a prevenirlas. Aunque el dolor de las pérdidas
se hace irreparable y nada es comparable al de padres que han criado a sus
hijos para perderlos así; no es suficiente lamentarnos de lo
que ya ha sucedido, hay que aprender a estar despiertos para evitarlo, estamos en la
obligación de hacerlo.
Por suerte estamos tomando conciencia de que No sería suficiente enfocarse en
eliminar las armas, ya que una persona que esté ya dañado y haya determinado
MATAR, lo haría hasta con una rama de un árbol a la que sacaría filo y la
convertiría en un arma. Esa mala decisión no se encuentra en el arma, sino en la
cabeza que decide matar. Y, ¡fijémonos bien! no siempre se trata de personas que padecen una enfermedad mental
de toda su vida, por otra parte, tampoco podemos pensar que tantas personas
están perdiendo la razón, como una epidemia; hay más en lo que está sucediendo
y tenemos la obligación de descubrirlo, identificarlo, aceptarlo y cambiarlo.
Ahora bien, ¿cómo se forman estas ideas de daño en los
jóvenes? (no todos han tenido una historia de rareza); ¿Por qué estos hechos están
cada vez más presentes en la realidad de nuestras vidas, actualmente?
Observemos que ya no se trata de casos aislados, de personas con problemas muy particulares.
¿Por qué no ver la relación que existe entre tantos hechos de violencia, aún
cuando muchos de estos no hayan escalado a tanto? ¿Cómo no asociar a estos
desmanes tantos accidentes, descuidos y olvidos fatales, que vivimos a diario,
donde a menudo son niños y jóvenes los que mueren? ¿Podemos ver esta realidad
como algo lejano? ¿No existe un vínculo entre estas situaciones y los errores
que cometemos muchas veces en nuestra vida diaria? En efecto, en no pocas
ocasiones, los "victimarios" pueden provenir hasta de supuestas
"buenas familias", de personas, incluso, que pueden hacer mucho por
los demás. Por otra parte, los que son víctimas pueden ser los hijos de cualquiera
de nosotros y hasta nosotros mismos.
En realidad, una cosa así puede suceder a cualquiera. Con
lo que hemos visto -al menos hasta el viernes pasado- no hay algo que defina con claridad, ya
en estos momentos, cuál persona puede ser un victimario en un momento dado, y
cual víctima. Y esto, ¡señores, es muy, pero que muy grave!, pues se escapa del
control -como dicen los legisladores de Sacramento- y las medidas legislativas no
propician, en realidad, el poder evitarlo.
En Ámense estamos ciertos de que lo que sucede no se
reduce ya al hecho en sí; sino que se trata de daños que tienen una historia,
donde un hecho sucede al otro. Son daños que quizá puedan haber sido sutiles, sin
importancia y hasta no percibidos conscientemente por los adultos; pero que repercutieron,
una y otra vez en niños que lo recibieron como graves. Nos estamos refiriendo a
algo muy claro que detectamos a diario en Ámense y es que lo dañado de los
padres, que permanece inconsciente en ellos, pasa a los hijos. Y esto ocurre en
el desconocimiento que cada persona tiene de sí mismo y la consecuente falta de
responsabilidad propia; en la no satisfacción de las necesidades específicas de
cada etapa, desde que comenzamos a existir; en la falta de amor manifiesto, en
el amor brindado de manera desarticulada y dañada, en los errores de conceptos
y de creencias de vida inadecuadas (hasta de corte religioso), en tantas
cosas...
Lo cierto es que en Ámense, hay soluciones. Un contenido rigurosamente
actualizado y desarrollado en base a las realidades de vida, y un método
novedoso y, apropiado para adultos, que garantiza la protección de la Infancia
(la de la propia historia y la de los niños actuales), dando lugar a la
formación de seres humanos sanos y a relaciones interpersonales que faciliten
el bien entre las personas. Lo particularmente exitoso en Ámense lo es el método
tan efectivo, donde cada cual despierta a su responsabilidad, e integra la propia libertad a los compromisos de vida.
Esta es la base que garantiza la formación de familias renovadas bajo las
exigencias del mundo actual, tan desarrollado y cambiante; y que se abren a
asumir una nueva Ética que dinamiza relaciones sanas y funcionales. Esto, ¡señores!, no es una ilusión, ni una
falacia, ¡es una realidad más que probada!
¡Queremos
hacernos "uno" en el apoyo a la infancia y tenemos con qué!
No espere por nada ni por nadie para cambiar usted mismo y
ábrase a esta toma de consciencia: Ámense. Sea parte de la difusión de esta nueva
Luz para la Vida actual, que como el mismo SOL tiene la propiedad de SER para
todos; quienes podemos aún crecer y
prevenir, para que no lleguemos a daños mayores, de los cuales ya no podrá
librarnos ni el arrepentimiento mismo.
¡Infórmese mejor! ¡Abra su
corazón! ¡Actualice su saber!
Un abrazo
Sara y Alberto
Fundadores de Ámense