Realmente muchos signos podemos encontrar en la elección de Francisco como el Papa para estos tiempos de la Iglesia y del mundo y a cada uno de nosotros nos dirá algo.
Me llamó la atención de ver tantas personas allí esperando a pesar del tiempo y del frío. Vi personas mayores, muchísimos jóvenes y niños y me preguntaba que están buscando esas personas (añadiéndonos a todos los que seguíamos el Cónclave por las noticias, por TV o Internet). ¿Será simple curiosidad? ¿Será por presenciar un momento histórico? O, ¿hay algo más, que nos llama y nos atrae desde lo más profundo de cada uno de nosotros?
Ese llamado a estar alerta y a buscar y a estar atentos a los signos que el Padre nos regala. Hoy nos regaló a un nuevo Papa, y todos aquellos que pudimos participar de su anuncio tuvimos la oportunidad de orar por él, espontáneamente, haciendo comunión con Pedro, toda la Iglesia; porque no sólo eran las personas que estaban presentes allí, sino que a través de los medios de comunicación, el mundo entero pudo orar por Francisco uniendo personas de todas partes en una oración común, que salía de los más profundo de cada una de las personas. No fue una oración sugerida, aprendida de memoria, repetida, sino que cada uno tuvo la oportunidad de abrir su corazón al Padre y orar en comunión por la Iglesia Católica Apostólica y Romana, teniendo como cabeza a Pedro.
Me gustó muchísimo que no siguiera tanto el protocolo, sino que al final, pidió el micrófono para dirigirse de nuevo a las personas, algo que salió espontáneo de él y que no se detuvo ante las apariencias, las rigideces, las normas, sino que fluyo como algo de él.
Oro para que se mantenga siempre así en su Papado buscando los signos del Padre y dejando fluir, desde lo más profundo de él, hacia lo más profundo de cada uno de nosotros, la fuerza y la luz que nos da el Espíritu Santo, para ser constantes en nuestro Camino tanto en lo personal, como en lo familiar y lo social, en especial siendo Iglesia.
Un abrazo
Liudmy