Reflexión de Alberto Barrios y Sara Mateo
¡Yo siento que no!, que no es su momento, el de Marco Rubio para
presidente, por ser tan joven, pero por otro lado miro la realidad de este
país y de este mundo, y me decía ¡qué lástima! que no haya nadie que venga con
una luz suficientemente fuerte, para saber integrar las necesidades de un mundo
que ha cambiado tan rápidamente en las últimas décadas; con lo más autentico de
los valores que fundan la vida humana, presentes ya en la esencia de este gran
País, desde sus orígenes.
No sabía bien por qué, dentro del oscuro mundo de
los políticos de hoy, la cara, la voz, los ojos, la actitud, pero sobre todo, el
contenido de las palabras de este joven político, me dejaban la sensación
de ver una pequeña luz en las tinieblas, pero tenemos que reconocer que todo está por ver...
En una Campaña presidencial -hoy más que nunca- sobran razonamientos,
palabras, debates... pero la raíz de la democracia no está en, simplemente,
poder razonar y hablar; pues esto puede quedar aún fuera de mi libertad y
realización. Si yo no me conecto con un sentir profundo que lo identifico como
mío, que sale de mí, vinculado con lo más profundo de mí, entonces mi pensar,
mi hablar y, hasta lo que hago, no me hacen libre, ya que pueden ser diferente
de lo que verdaderamente hay en mi ser, que es mi luz que no sale, y queda
atrapada dentro de mí. Ciertamente que esto suele ser mayormente inconsciente,
es decir, no conocido ni controlado por uno mismo; y, hoy más que nunca,
podemos ver que abunda mucho esa incoherencia, aun en las personas que se
muestran muy sinceros y directos en su expresión. Se ha perdido mucho ese
sentido para olfatear y encontrar con qué comprometerme, desde dentro.
Un país cuyos miembros viven impulsados desde los
estímulos y las "razones" externas, y no se comprometen con lo
profundo de sí mismos, es un pueblo muy propenso a ser llevado y traído por las
opiniones del más fuerte, y así se engendran las dictaduras: cuando las
personas no asumen su luz propia, ésta se queda oscurecida, deja como un vacío
de autoridad propia, y ese vacío hace que la persona llegue a ceder, a otras
personas o instituciones, lo que es suyo, y que no ha sido capaz de asumir, responsablemente,
desde dentro de sí mismo.
Veo que Donald Trump, hablando apasionado, directo,
y sin tanta politiquería logra muchos seguidores, que no se atreven a
cuestionarlo, sobre todo, porque dentro de todo lo que dice, aparecen verdades
que están ahí, y que no todos se atreven a decir. Pero mi preocupación no se
calma ante un "líder" de esas características tan arrolladoras que no
promueve la reflexión de sus seguidores. Mi esposa y yo no podemos ver en él
una persona libre, integradora, abierta a los cambios de la vida presente. Vemos
más bien una actitud reactiva, como de emergencia, ante los tantos signos de
desastre que amenazan la integridad del País más exitoso del mundo. Ahora bien,
una actitud reactiva, persistente y cerrada en este círculo, es ya lamentable,
porque en sí misma NO es libre, ni puede ayudar a liberar.
Podíamos decir que el fenómeno Trump es la respuesta desesperada de una gran parte del
pueblo que dormitaba, cuando las fuerzas más o menos ocultas que colocaron a
Obama en la presidencia, no fueron - y aún no lo han sido- descubiertas en la
gravedad de su mal. Pero el verdadero peligro que sentí cuando vi vencer la
presidencia de Obama en el 2008, no era tanto por la falta de claridad de todo
él; sino, sobre todo, por lo mal orientados que encuentro a mis conciudadanos,
por la poca luz que sale de muchos de los votantes, que no ejercen su capacidad de distinguir los signos del bien y del
mal.
Siento que este país puede estar en peligro grave, no debido a una persona, sino a un
porciento grande de habitantes que no se conectan, dentro de sí, para
sintonizar con el Bien, que sí existe, que es un soplo natural que el Creador
nos da constantemente a todos, y que siempre nos ayuda a distinguir lo bueno de
lo malo.
Nuestra experiencia vivida nos dice con claridad que
el bien no puede (como tampoco el
mal) dictaminarse desde fuera, a partir de juicios, ni siquiera dogmas; sino
que las personas adultas tenemos la responsabilidad de saber distinguir qué es
lo bueno para mí hoy y qué no lo es,
debemos saber distinguir que a veces lo que fue bien en una etapa, no lo es
ahora y viceversa. Ese es, me atrevería a decir, el compromiso de
responsabilidad mayor del ser humano adulto que quiere mantener su libertad,
pues es a partir de este discernir,
que seremos capaces incluso de acoger a nuestros hijos y llevarlos por el
verdadero camino del bien, instruyéndolos también a ellos en este discernir necesario; y velando
responsablemente porque en la Ciudad y en la Nación donde ellos se educan,
aprenden y crecen, exista un orden que garantice la protección de ese bien
común.
Pero desde lo que pasó el 9/11/2001 tuvimos un
estremecimiento grande, en el Orden Nacional que ha repercutido en el mundo
entero, y de lo cual este mundo aún no se ha recuperado; y todavía no parecemos
darnos cuenta de la hecatombe que puede sobrevenirnos. Los ciegos ¡Ya lo
hicieron!!!, se explotaron dentro del Centro
del Comercio Mundial, en los propios aviones donde iban... y los métodos de
Bush no fueron suficientes para frenarlos. No olvidemos que a partir de ese
hecho, en las sucesivas campañas presidenciales (2004, 2008, 2012) apareció un
estado de opinión, basado quizá en realidades observables, pero, de seguro, mal
enfocado, de que no se encuentra un Candidato que valga la pena, creció una
desilusión sobre la confianza en los políticos en general y, afloró una crisis
económica, que no era más que la manifestación de crisis generales de valores,
en casi todas las instituciones humanas. Y es medio de ese "río
revuelto" que aparece, un supuesto "salvador" abanderado con la
palabra "cambio" y atrayendo con sus gestos histriónicos la atención
de la fanaticada, para lograr vencer
así, al experimentado anciano McCain.
Pero en estos ocho años, lo que hemos visto salir de la Casa Blanca no son más
que arbitrariedades, acciones inconstitucionales, desorden, y proximidad hacia
los regímenes más aberrados del mundo; con la consiguiente inseguridad nacional
que se respira hasta durmiendo.
Es ahora, en el 2016, un momento sumamente crítico.
Encontramos un Partido Republicano sorprendentemente prolijo en candidatos que
muestran que sí existen políticos honestos, que la política sana es parte
esencial de la vida de un pueblo y, hemos visto brillar a todos ellos, con sus
virtudes y defectos, pero emanando deseos claros de luchar por recuperar el orden; y ojalá sea para que se mantenga
a este país en el liderazgo mundial, hacia una civilización basada en el
respeto a los derechos fundamentales y guiada por Orden del Creador.
Pensamos que, de forma regular, cuando hay
estabilidad general, lo mejor es que el presidente tenga ya una historia larga,
que haya pasado esa etapa de responsabilidades directas en su hogar, criando
hijos, y se encuentre ya más disponible para una entrega a nivel social; por
eso creía que ahora era bueno un Jeb Bush, y que Marco Rubio tuviera su
oportunidad más adelante.
FPero muy pronto, cuando los observé a los dos en la
campaña, junto a los demás, aprecié que Marco es quien muestra una posición y
una visión de conjunto mucho más integrada e integradora (propias de un
Presidente), capaz de unir las diferencias, y que va a la raíz de los
problemas, no quedándose focalizado en aspectos parciales. Sentí que lo que
puede aportar Marco Rubio, es ahora o
nunca, y que es a él a quien le toca hacerlo.
¡Ya es hasta un poco tarde! y, tenemos que rogar a
Dios para que nuestro final no sea de destrucción y ruina, sino de salida
victoriosa de una crisis muy peligrosa y larga.
En
momentos históricos así, es más probable que sea de una persona joven, pero que
haya vivido más intensamente que un viejo, y que pueda venir con el equilibrio
requerido; al traer integradas en su historia familiar, vivencias de
sufrimiento y desapropiación que tocaron fondo, y les han hecho heredar una sabiduría de ancianos, la cual vale la
pena ponerla en función de dar luz al mundo, con un espíritu joven, liberado y
abierto.
Rubio y su proyección, su discurso; son únicos en su
luminosidad, en su capacidad de integrar lo antiguo y lo nuevo, y esto comenzó
a darme la esperanza de que quizá esta Nación, tan bendecida por Dios desde sus
orígenes, no llegue a ser destruida completamente. Siento que con Marco sí podríamos recuperar la confianza en
la sana autoridad política, que es, en sí misma, parte necesaria y esencial de
la vida de un pueblo. De lo contrario, si asume la presidencia alguien que no es un político formado, sería como
si en el cuerpo de una persona, quien dirigiera fuera el estómago y no el
cerebro. La política es parte del orden querido por el creador y, bien
entendida, no es más que la entrega al servicio del Bien Común, y esto requiere de características personales muy
especiales, es decir, de una verdadera vocación.
No es que estemos demasiado entusiasmados, pero
creemos que Marco Rubio Sí, porque
encarna una historia sabia, donde el sufrimiento vivido por sus padres y por él
mismo, (que incluye el de toda una nación hoy destruida), se ha convertido en
sensibilidad y habilidad para detectar todo lo que huela a violación de
derechos, a agresión dictatorial o a totalitarismo, de lo cual seguimos
altamente amenazados. No es en la persona de Marco que ponemos la confianza,
sino en los signos ciertos que hablan de una autentica vocación política, en la
Fe que nos dice que el Padre de la Vida y Señor de la Historia, siempre suscita
personas con la coherencia y luz suficiente para salvar a sus hijos, apartarlos
del camino desviado y re-orientarlos.
Ahora, después de la digna renuncia de Jeb, el
enfoque hacia Rubio me nace como natural, y en éste candidato veo un fruto bien
logrado de un camino de formación seria, veo una entrega de verdadero
norteamericano, que ama esta nación y sus valores básicos, pero integra,
además, en su vivencia directa familiar, con su esposa, historias de naciones
tan sufridas (como Cuba y Colombia) que dejan una enseñanza de lo que no es
bueno para un país, de modo que la carrera de este joven está sellada con la cruz y el esfuerzo.
Oramos para que, sea como sea, Dios se apiade, y no permita que lo oscuro del actual
Gobierno de Estados Unidos, aún vigente, termine mostrando un rostro aún peor,
del que emana de acciones tan egocéntricas, como las que ha realizado
constantemente bajo su mandato, y las que realiza ahora mismo, al tenderle un puente
de entrada al gobierno más criminal y maligno de la Historia de toda América.
Ojalá que sea solo necesidad de ocupar un espacio en la prensa, o de llamar la
atención al hacer gestos "novedosos" e "históricos", ojalá
sea solo su egocentrismo el que lo esté llevando a estos errores tan fatales.
¡Nos libre Dios del Mal! aunque sea inconsciente, y proteja en los Estados
Unidos, en todos, el liderazgo de la buena política, bajo Su Luz.
¡Y que este 2016 USA vea el
verdadero triunfo de un pueblo con un sentido agudo de libertad responsable,
que muchos norteamericanos se conecten con ese Dios de la Historia, que vive en
cada corazón humano y cuyo nombre está escrito en nuestras constituciones para
siempre. ¡Hagamos crecer nuestra libertad, con una responsabilidad adulta, que
sabe comprometerse con el bien, desde dentro de la propia persona, de la propia
familia y de la propia nación, que es hoy nuestro gran hogar! ¡Que se frene
todo lo malo! y ¡que resurja el nuevo orden necesario para un nuevo siglo
americano y mundial!
Con nuestros mejores deseos, pedimos al Padre la
bendición la Paz y la prosperidad, para todo el que lea este escrito, lo asimile,
reproduzca y lo transmita, en favor de la luz.
Alberto Barrios y Sara Mateo
Miami-Dade, 24 de Febrero de 2016
Nota: Las convicciones aquí expresadas se basan en la
Enseñanza Ámense, sobre la Persona Humana,
y su integración Personal, Familiar y Social.
Con la autoría compartida de
los esposos Sara Mateo y Alberto Barrios
Prohibida la reproducción parcial o total
de este texto sin la autorización previa de los autores.
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