Dra. Sara D. Mateo, fundadora de Amense®
Mayo 12, 2024
La creación de Dios Padre es perfecta, tenemos un cuerpo que funciona asombrosamente perfecto, siempre que lo cuidemos y tengamos el regalo de la salud. Estamos dotados de diferentes sistemas con identidad y función propia y todos, a un mismo tiempo, ponen en marcha la vida humana. De esta realidad todos tenemos parte propia, sin embargo, hoy queremos destacar la perfección de la perfección, la creación de la mujer, persona humana privilegiada hecha para vivir a plenitud su identidad de mujer y dotada del sentimiento más elevado de la humanidad, la maternidad.
El privilegio de estar lista para llevar en su vientre, dentro de ella, a cada hijo, con todas las condiciones para gestarlo por 9 meses, y con el maravilloso regalo de poderlo traer al mundo con su esfuerzo enlazado en el amor al esfuerzo de su criatura que, para nacer, lucha ya por su vida.
La madre tiene donado el poder para entregarle a sus hijos todo el inmenso amor que hay dentro de ella para dar, y es libre de hacerlo, nada puede impedir esta realidad.
Algunas veces nos han criticado por hacer afirmaciones así, en específico mujeres que no han podido tener hijos y siempre les explicamos que estas realidades de la mujer se desempeñan en todas las acciones de vida, aun cuando no hayan podido, o decidido, parir hijos.
Cada acción, cada realidad, cada relación de una mujer, está impregnada de ese amor especial, de ese sello que da la maternidad y que no se reduce a parir solamente, ni a tener hijos físicos; la mujer es capaz de llevar a cabo las faenas más difíciles, los sufrimientos más intensos, en contraste con una elevadísima sensibilidad, están hechas para ser madres de la humanidad en todas sus realidades; la delicadeza, la ternura de una madre, la tiene toda mujer sana y libre, la entrega a hacer el bien, la tiene toda mujer sana y libre, es una realidad de vida única que tiene la herencia más amorosa, la de María Santísima, Madre por excelencia; Ésa que lanzó al mundo el Sí más comprometido, el cual supo llevar hasta siempre, pues ahora mismo está dándonos el mismo Sí a todos sus hijos, a Jesús que nos salvó, y que Ella parió físicamente y todos los demás que somos sus hijos, por herencia y por verdad.
Felicitamos con amor verdadero a todas las mujeres, que llevan su maternidad con honor, dolor, satisfacción y felicidad, las que saben ser madres y las que no lo saben, porque aún no lo han aprendido, o porque no quieren saberlo, a las que viven para y por sus hijos, a las que aún no responden a su compromiso de madre por inexperiencia, por desconocimiento, por miedo, por confusión, aun aquellas que lucen diferentes, que se expresan diferentes, que se muestran diferentes, esa gracia de amor está dentro de cada una, en lo más profundo de su ser, a todas les hacemos llegar nuestra felicitación, sincera, respetuosa y verdadera.
¡Que el amor se desborde en todos los corazones!, en especial el día de hoy, que se ofrece a las madres.
¡Felicidades!
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