Mensaje de Ámense para la Navidad 2012-13
Justamente ese día, a esa hora en la que fueron matados los niños y los adultos en la escuela elemental de Newtown, hablaba con Sarita -sin saber aún de aquello- acerca de cómo en los países del Medio Oriente siempre suceden hechos sangrientos que sabotean las fechas de Navidad, y comentaba que Dios ha encontrado rechazo en la Humanidad desde que vino a este mundo al nacer; y que justamente el día 26 comenzando el Tiempo de la Navidad, lo primero que se celebra es al primer mártir cristiano, matado a pedradas. Es que se había dado el nacimiento social del nuevo modo de vida en Cristo, en aquella Comunidad de personas y familias transformadas por la enseñanza de Jesús y que, luego de verlo morir condenado en cruz -con acuerdo legal- enfrentaron la persecución por acogerse a las enseñanzas de Aquel rechazado y afirmar que estaba Vivo, que Dios había reivindicado a Quien la norma humana había condenado.
El nacimiento histórico de Jesús para toda la tierra se verificó entonces, después de su muerte, cuando ya existían grupos, familias y sociedades unidas en El, por El y con El, sabiendo que solamente así se podían ver salvados de la desintegración que viene del orden social que mata.
Es entonces cuando cobra un sentido mayor la búsqueda de la estrella que iluminó aquella noche santa en Belén de Judá. Nadie, debe quedar indiferente ante el nacimiento en la Tierra del Hijo de Dios; desde los más humildes pastores, hasta los reyes más poderosos, somos llamados y atraídos por un hecho al que debemos conocer y ante el cual hay que detenerse, andar y esforzarse; hacer todo cuanto sea necesario, para llegar allí y saber de El, nunca será mucho el sacrificio, pues allí ven nuestros ojos el brillo de nuestra propia Luz y la grandeza de nuestra pequeñez, al ver a Dios arropado en pañales y acostado en un pesebre.
Ninguna ternura es comparada a ésta, ninguna verdad tiene tanta luz para nosotros, ninguna seguridad y protección es superior a aquella que se nos muestra en pobreza y, en comunión con todo lo simple y natural.
Es allí que está nuestra vida, nuestra esencia, nuestra guía: salió de una Persona proveniente del Padre, transformó unas familias, engendró una forma nueva de ser eso: FAMILIA y, convocó a todas las sociedades, naciones y hasta al cosmos para seguir esa Estrella.
Con esa ya no necesitamos líderes fuertes, en quienes pongamos nuestras esperanzas, no necesitamos competir en tener y lucir tanto y tanto, no necesitamos otros seguros, otras garantías, ni otras orientaciones que no salgan de lo íntimo de nuestra condición esencial de ser Hijos del Padre. Adultos que solamente encontraremos nuestra realización si la vivimos inclinados hacia la pequeñez de la infancia, la de nuestros hijos y nietos; pero también y, fundamentalmente, hacia nuestra propia infancia.
Eh aquí que Ámense señala una estrella al mundo de hoy: una búsqueda irrenunciable, que no puede ser reemplazada por argumentos teóricos, ni por planes de caridades o reformas sociopolíticas, ni por el goce de fiestas o regalos de temporada. Esa estrella y esa búsqueda eres tú mismo, aquel que eres y que fue escogido a vivir y a nacer en este mundo como un hijo o hija de Dios, creados para tener al Padre en el centro de sus vidas, y ejercer una maternidad-paternidad en comunión con los niños, que son el verdadero futuro, el verdadero progreso y el verdadero camino de cambio para esta humanidad.
Ante esta sociedad con tantos signos de muerte, que escalan y van en aumento todos los días, que llega a generar ya masacres al estilo francamente terrorista (y no es importante aquí el causal, pues lo es ya en su efecto), Ámense pronuncia un llamado: ¡STOP! Cada cual lo puede hacer. Y no tiene que dejar de moverse, ni dejar de ir al trabajo, ni dejar de hacer los quehaceres, ni de hacer fiestas... ¡NO!, sólo un Stop interior, que nos permita conectar con la esencia de nuestra existencia, con la verdad de nuestros daños que se expresan en vacíos, intranquilidad, descontrol, resentimientos, recelos, temores, desconfianzas, irrespetos, agresividad, irreflexión, desorden, falta de Paz, desarmonía. Hasta si vamos manejando el carro, apaguemos la radio demasiado habladora, la música estrepitosa y, busquemos esa voz interior que está ahí para querer hablarnos y ofrecernos Su poderosa ayuda.
Finalmente nos acogemos a ese grito de gozo que todos los niños muertos, junto a los millares de ángeles exclaman: ¡GLORIA EN EL CIELO Y PAZ EN LA TIERRA! Porque no dejaron de alabar a Dios aquellos inocentes víctimas de la matanza generada por el poder de Herodes, ante el aviso del nacimiento de un niño Rey (conmemoración que se celebra también dentro de la Navidad, el día 28). Y la Navidad es, sí, fiesta de Alegría que vence las tinieblas, que viene del Cielo, y la Tierra debe recibirla.
El viene, ¡El Nace!, ya lo ha hecho, ¡su amor está dado!
¿Podrías, por favor, darle tu, acogida?
Abrazos de Fiesta les desea,
Comunidad Ámense
Alberto y Sara
Miami-Dade
Diciembre 19 de 2012
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