Ella estaba casada, tenía un hijo,
era el 1995, él era sacerdote célibe y con mucha popularidad. Cuando se conocieron algo nuevo surgió, sin que ellos mismos lo supieran. Ella es psicóloga, una década mayor que él, con un master de sexualidad. Grandes diferencias los atraían; pero sobre todo una misma esencia del alma los unía: el modo peculiar de ver el mundo, la manera de vivir la fe, la agudeza para descubrir las raíces de los problemas, de los conflictos de las personas; el modo de comprometerse con el sufrimiento humano; el rigor en el estudio, el celo por aprender, para integrar, la manera unitaria de ver la realidad humana, sin separar lo psicológico de lo físico, ni de lo espiritual; sino acercarse a uno mismo y a la Persona Humana como un TODO único.
Sara Mateo y Alberto Barrios se fueron uniendo en un proceso que fue de adentro hacia afuera y, que precipitaba en acciones conjuntas portadoras de una luz, de una enseñanza, de un bien. Más y más distancia se fue dando, casi de manera natural, de ella con su "matrimonio" y de él con sus "hermanos" sacerdotes. Ambos iban descubriendo entre sí un verdadero sentimiento de amistad, que en sí mismo era desconocido. Ambos se fueron dando cuenta que sus compromisos institucionales (del matrimonio y la vida religiosa, respectivamente) no estaban consolidados en una relación interpersonal tan sólida como aquella que afloraba entre ambos. Pudieron mantenerse identificados en un vínculo más espiritual que carnal durante muchos años, pues lograron clarificar, en diálogo abierto, que lo que sentía el uno por el otro era una amistad muy sincera, que -si bien podía ser censurada por algunos- era muy buena en sí misma, para ellos y, para muchos.

Hechos de vida de cada cual por su parte, evidenciaron progresivamente una separación existente de ella en "su matrimonio" y de él con relación a sus "frailes". La luz de la unidad de esta nueva relación dejaba ver claro la no existencia, en las vidas de cada cual, de una unidad interna en un proyecto de vida común... Y fue así que afloró el AMOR de pareja de un sacerdote y una psicóloga, justamente haciendo realidad en sus vidas, el nombre de su proyecto Ámense. Fue primero un mandato de El Hijo de Dios para enseñarlo, pero no quiso EL, ni María Madre, que continuaran instruyendo a otros, de lo que no vivían aún plenamente.
LOS SACRAMENTOS DEL ORDEN Y EL MATRIMONIO SON INTEGRADOS Y CELEBRADOS EN UNA AUTENTICA VIVENCIA DE SACERDOCIO COMÚN, SELLADO EN UNA SINGULAR RELACIÓN DE AMOR MATRIMONIAL.
Participa en el Seminario sobre RELACIÓN DE PAREJA, con Testimonio en Vivo y Brindis por Aniversario de la Ordenación sacerdotal de él y su Matrimonio con Sara, el mismo día, proximo 29 de Junio