Queridos en Ámense:
Vuelve a suceder: ayer nosotros fuimos testigos de una negligencia con el cuidado de una creatura de Dios, un perrito, quedamos muy afectados cuando vimos que una familia abría la puerta de su casa y salía corriendo aquel pequeño animalito, cruzando la calle, cuando fue golpeado por un carro, cuyo chofer sólo pudo frenar bruscamente y lo golpeó y lanzó a unos 12 pies de distancia. El perrito no pudo ni quejarse, salió corriendo con pasos inestables hasta su casa y el señor del auto se bajó y fue a preguntar, pero...cual sería nuestro desconcierto cuando los dueños del perrito parecieron no darle importancia al hecho, pues despidieron al señor y, se marcharon en su carro dejando en casa al animalito.
La verdad es que quedamos nosotros muy movidos por ello, pues es casi seguro que el perrito, después de ese golpe, más tarde muriera, pero al parecer los dueños no lo sabían. Al regresar a casa un poco tristes por lo que presenciamos, no podíamos aún recuperarnos y encendemos la TV, cuando el noticiero da en primera noticia, que una niña de dos añitos que se encontraba en su casa donde se celebraba una fiesta de mayores, se había ahogado por caer en la piscina. ¡Qué dolor! Pero lo que más nos asombra es, cuando en el desarrollo de la noticia los comentarios escuchados son como: "ha sido un accidente lamentable"; "los padres deben enseñar a sus hijos desde meses de nacidos a nadar para garantizar que ellos sepan salvarse y cuidarse". Es decir, que ya no se trata solamente de necesitar que los padres tomen acción sobre la vida de sus hijos, sino más bien, de que los inocentes necesitan ver cómo defenderse y sobre-vivir a un mundo que no los tiene en cuenta.
Luego, además, ver un segmento de recomendación para evitar que los niños mueran por asfixia dentro de los carros, olvidados por sus padres: “- deben colocar la cartera o un objeto necesario que les recuerde que los niños están detrás en el auto”. Se pronuncian también las estadísticas: 24 niños en el estado de la Florida han muerto por esta causa en lo que va de año.
Nosotros no pudimos menos que orar, para no infartarnos ante toda esta triste realidad; pues es ya cotidiano oír terribles noticias sobre niños, y parece como si ya se fuera haciendo una costumbre. En nuestra oración, el Padre nos dio este gran consuelo: los padres de Ámense tienen una instrucción que no les permite cometer errores de esta magnitud con sus hijos, saben también hacerles llegar a los familiares los peligros, y estamos ya listos para hacer que Ámense tenga un espacio social reconocido y escuchado. Al menos esto nos dio tranquilidad y paz, y pudimos, - a pesar de todo- descansar y dormir bien.
¿Cuántas veces hemos hablado sobre la responsabilidad única de los padres sobre los hijos, cuando aún son criaturas inocentes, que dependen en su totalidad de los padres, de los mayores que los rodean y, de la sociedad? ¡Cuánta actualidad la del Proyecto de Ámense para los niños, donde se afianza la Instrucción a los padres, para que estos de realicen viviendo y aprendiendo lo que les toca para garantizar la armonía básica hacia la vida de sus hijos.
Permite Padre que muchos mayores entendamos que nuestra felicidad está en entregarnos en la comunión responsable con nuestros niños.
Un abrazo,
Sara y Alberto