Muchos dicen que Trump está loco y que Hillary es
una mentirosa, pero hay que votar por el menos malo, aunque ninguno de los dos
nos guste. Otros piensan que Trump dice la verdad y que está bueno ya de las
falsedades de los políticos, empezando por la Clinton. Otros que les da miedo esos exabruptos de Trump, que ponen
en riesgo la paz del mundo y que despierta la agresividad de los sentimientos
racistas ocultos en muchos, así que prefieren la apacible tranquilidad de Hillary
que va a dejar al menos las cosas como están, más malas o más buenas, pero todo
"tranquilo y apacible"... En muchos, esta larga novela deja ya un
cansancio, un no querer saber, no interesarle ya votar, a otros les mantiene
indecisos y tienen miedo, hasta con ideas de irse a otro país; pero lo cierto
es que estos dos nominados, con sus rasgos de extremos, son, justamente, el
reflejo de la existencia, en esta hora nacional -y podríamos decir mundial- de
posiciones muy diversas que contrastan; y que van, de lo más agresivo y feroz,
a la más enajenada benevolencia; pero el equilibrio entre una y otra posición
es lo más escaso. Ciertamente, vemos que abundan mucho, en general, en este
momento, las actitudes extremas que tenemos a bien denominar "Trompadas"
e "Hilaridades".
Ámense, que justamente enseña y fomenta la responsabilidad en la integración personal; aunque se centra en iluminar el interior de cada cual y no en lo externo, justamente por ello, tiene algo que decir a todo ciudadano en esta hora. Siempre desde nuestra luz, para que escuche y se ilumine cada cual en su verdad; independientemente de su ideología,
su credo, su status social o político; porque esta Luz es como la del sol que brilla para todos, y sabemos que su resplandor es bueno y lo reciben los que pueden responsabilizarse de vencer en sí mismos las molestias que ella pudiera ocasionarles, al develar, no solo lo bello y valioso, sino también lo sombrío, feo y hasta sucio.
En este sentido nuestro mensaje debe ser luz
para todos, desde el más pequeño ciudadano, hasta los responsables de gobernar
y, específicamente, los mismos candidatos a la presidencia, que son quienes deben
representar las necesidades y los legítimos anhelos de todos, y a nosotros -con
su entrega, al estilo de ellos- nos están inspirando a ofrecer esta
comunicación en este momento.
En primer lugar, para comprender cualquier hecho presente,
tanto en la vida personal como social, tenemos que ver y comprender el pasado.
Y vemos que llevamos 8 años de una posición presidencial de aparente
tranquilidad, donde se evita el enfrentamiento, se fomenta el falso "I am
OK!" y "They are OK!", se dice que "la mariguana no es muy mala",
"nada es malo"... Junto a esto avanza de manera generalizada, la
permisividad, el desorden, la falta de ética, la rivalidad, la agresividad velada
o manifiesta, la violencia, el odio racial, la trampa, los malos hábitos, la
irresponsabilidad, el olvido de hijos en los carros, las disociaciones, los
niños ahogados en piscinas, los errores de todo tipo... Pero lo que predomina
es la habilidad para presentar la "buena forma", la buena presencia,
las lindas palabras, el disfraz, la manipulación, el sentimentalismo inmaduro;
y ocultar los propios vacíos, las propias frustraciones, los propios desvíos...
Lo cierto es que es más fácil alimentar sueños de paz y desviarse en hilaridades que darse cuenta de las
responsabilidades que uno tiene que enfrentar y entregarse a sufrir por ello,
frenando el avance de lo malo. Cierto es también, que estamos en un país donde
ya se sufrió un enorme estrago nacional y mundial el 11 de septiembre de 2001,
y siguen in crescendum los atentados sistemáticos
del islamismo radical (poco debe faltar para que suceda otro, aquí en USA o en
cualquier país del mundo occidental). Pero no olvidemos que ¡ya lo hicieron!!! ¿Y
todavía no nos damos cuenta? Lo correctamente político de Bush no bastó... La
ONU no bastó, la OTAN no bastó, la inmunidad internacional para los jefes de
estado no cambia, aunque estos sean criminales de marca mayor; el mal está
siendo muy habilidoso, y ha dejado una herida ya incurable de desconfianza, porque
no podemos olvidar que fueron naturalizados aquí los que perpetraron los crímenes...
No son cuentos, son realidades vividas que dejan huella, aún inconscientes -y
no sanadas- en el interior de las personas.
Ahora bien, aquí hay una convicción de Ámense y
es la siguiente: bajo las similares actitudes apacibles de Barack y de Hillary,
que no reaccionan con la fuerza requerida, lo que se produce es una profunda
inseguridad dentro de cada cual (sean o no conscientes de ella), y a unos les
puede dar por evadirse más y narcotizarse, diciéndose que "todo está bien";
otros pueden sentir tanto miedo que piensan hasta en irse del país; y a muchos
otros les puede exasperar tanto esta actitud débil y "apacible", que
empiezan a lanzar trompadas a su
alrededor, sea a quien sea, no importa, y si es diferente de uno más aún... el caso es liberarse por dentro de
ese clamor reprimido, no conocido ni controlado, y por tanto tiempo, no
expresado; ¡eh aquí el sector de norteamericanos, más numeroso cada vez, que se
identifica con Donald Trump.
Pero es muy importante que tengamos claro que cualquiera
de estas reacciones denota una situación social grave, de riesgos, de una
fuerte crisis, donde se están removiendo las estructuras más hondas, que hasta
ahora sostenían el orden establecido. Repetimos: este es un tiempo de crisis,
no de paz, este presupuesto lo tenemos que tener claro, si no vemos esto, no
podemos entender nada. Tengamos por cierto que tanto, la acción violenta, como
el falso silencio o, la risa, o el llanto; sin asumir madura y responsablemente
el rol de la autoridad que uno representa; es un mal, y lo que provoca es
indisciplina, desorden y disfuncionalidad generalizada; lo cual tiene el
potencial de formar una cadena de males muy destructiva, que puede llegar a ser
indetenible y fatal. Visto así, las trompadas
y las hilaridades pueden ser extremos
que se tocan, dos caras de una lamentable realidad; donde se dan mecanismos
reactivos, no pro-activos, diferenciados solo por el disfraz de un signo pasivo
o agresivo.
No olvidemos que se reacciona también cuando se muestra
una pasividad, o cuando no quiere verse lo malo. Pero es verdad que las trompadas son necesarias cuando el mal
ha escalado a un punto donde ya la ley y las palabras de la Autoridad no se
oyen, ni se asumen, sino que escalan más y más. La inadecuada autoridad ha
hecho crisis, y en un momento así, las hilaridades
serían indudablemente lo más dañino, porque destruyen cada vez más las fuerzas
de la autoridad que sostienen la disciplina y el orden.
Pensemos también que lo que hace que el mal sea más malo, lo es su capacidad
de enmascararse. En este sentido tiene mucha razón el refrán popular que dice: "de las aguas mansas líbrame Dios que
de las bravas me libro yo". Nunca un psicópata se regala, mostrándose
"malo", esto pudieran hacerlo los burdos criminales con baja
inteligencia. No es lo más malo lo que se muestra como tal, sino lo que se
disfraza.
Las formas, las maneras, son importantes, para no
crear falsas interpretaciones, pero lo más importante es el contenido de lo que se
comunica. Así que, haciendo un balance desde esta perspectiva, en este
momento crítico de la historia Estadounidense y mundial, sentimos que ninguna
de las dos actitudes que representan a ambos candidatos serían la solución,
pero, lo cierto es, que si de algo está necesitado este país y el mundo de hoy
es de una sana autoridad. Es también
una convicción de Ámense, que esa autoridad sana solo se forja en el pequeño
universo de la cuna y el hogar, donde la vida misma exige al hombre y a la
mujer hacerse padres y madres de sus hijos, entregándose a darles firmeza y
cariño en una autoridad responsable que es expresión de amor materno y paterno.
Cuando nos formamos con unos padres muy permisivos,
centrados en sí mismos y no
entregados a la tarea de educar y corregir (mostrándose socialmente muy
magnánimos, sonrientes y "buena gente"); estamos recibiendo una
formación incorrecta o desviada; si, por el contrario, se trata de una
formación llena de regaños y rigideces arbitrarias, estamos formado personas
que pueden quebrantarse en su integridad. Lo que se necesita es la justa medida
en cada caso: el amor demostrado con buenos frutos, no ya para el infinito mar
de la sociedad, sino en el calor del hogar. Si puedo mostrar hijos correctos e
integrados, no desviados ni perdidos; puedo decir que he sabido educar con un
sentido de autoridad cercano a la justa medida.
Lo cierto es que falta, en un gran número de
personas hoy, el poco sentido para mirar al bien común, no desde una
perspectiva reducida, de intereses propios o de una posición ideológica, sino
desde el Orden establecido en la Vida humana, desde los orígenes del mundo por Nuestro
Creador, y desde el Espíritu de Dios que sigue creando actualmente, desde el
corazón de las personas e inspira muchas veces, especialmente en momentos de
crisis, hasta ciertas "locuras", ciertas palabras y acciones que
sacan la verdad a flote, a costa de romper con lo correcto y establecido
que esconde falsedades; a costa también de que no sea bien vista la propia
imagen. Muchas veces esto puede ser señal de que la llaga de lo aguantado, es
ya grande, que sangra y duele; de que por querer dar buena imagen hacia afuera,
hemos desprotegido, deseducado, desatendido lo de adentro. Y esto vale tanto
para el nivel personal, el nivel familiar, como para el nivel social.
Al final de todo, discierna usted, qué es lo que más
necesita usted mismo para balancear el modo como ejerce su propia autoridad; y
luego déjese iluminar por el Señor de la Historia, y piense qué es lo que más
necesita este País y este mundo hoy, si trompadas
o hilaridades. Y nuestra recomendación
es esta: Asuma desde ya, su propia autoridad como adulto -como esposo, como
padre y como ciudadano- y entréguense a aprender a discernir lo bueno o lo malo
aquí y ahora, porque la opción
perfecta no está casi nunca delante de Ud. pero sí una más mala y otra
menos mala; y en situaciones así, lo menos malo, es lo mejor a lo que podemos aspirar.
En todo caso, los que han sido ya tocados por la
sabia de Ámense, acudan al autoconocimiento, a saber qué sienten, no se queden
indiferentes, infórmense bien y den su aporte a la vida, desde lo más profundo, desde la autoridad
que Él les da. Recuerda que si viene de ahí, de lo profundo, desde donde Él te
impulsa, eso será lo Bueno, y nadie podrá juzgarte. Hay siempre momentos
para trompadas, y momentos para hilaridades; pero lo importante es que, ya sea una u otra,
lo que hagas o digas sea expresión de la Fe, la Verdad y el Amor que están dentro de ti, que te mueven y te guían. Y si haces
esto, será éste el pedacito de la autoridad amorosa del Padre que sale de ti, su hijo, para construir un mundo
más acorde al que Él ideó para todos nosotros.
Reciba nuestro profundo Abrazo Ámense,
Alberto y Sara
¡Vivir Aprendiendo y Aprender Viviendo!
Miami-Dade Sept 9, 2016
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[1] Golpe recio, o choque de frente de
una persona con otra; envestida de un buque... (Real Academia Española: www.rae.es/)
[2]">Expresión tranquila y plácida del
gozo y satisfacción del ánimo, o, Risa y algazara que excita en una reunión lo que se ve o se oye (Real Academia Española: www.rae.es/)