Queridos en Ámense:
A tiempo aún les escribimos nuestro mensaje de hoy, un día especial, donde se eleva el lugar del padre en la familia. Pudiéramos decir que tenemos sobradas razones para celebrarlo, ya que tenemos a nuestro hijo, fuerte y saludable y padre de tres tesoros, que llenan nuestra vida constantemente de alegrías, y también porque puedo ver (yo Sara) que Dios me premió dándole a ese hijo, el poder contar con su papá de cuna; y luego en sus etapas más crecidas, recibió directamente la paternidad tan especial de Alberto, que sin ser el padre biológico, ha desarrollado junto a mí, ese don especial, en el que todo hombre llega a realizarse como tal, siendo un verdadero padre para él. El amor de padre que yo sé que mi hijo recibe en estas dos figuras, sin duda alguna, es una de las mayores satisfacciones de mi vida. Conocemos la paternidad también en los hermanos varones que están en esta tierra aún con nosotros, y tenemos a uno, Pedro, ya con Dios Padre. Tenemos la dicha de tener también la descendencia de estos hermanos, sobrinos y sobrinos nietos y, nos encontramos rodeados de ustedes, las familias con padres maravillosos que han aprendido a pulirse como tales, dentro de lo específico y luminoso de Ámense; pero más aún, el día de ayer cumplió mi padre 12 años de partir al Padre de todos, y esto me llena de un sentimiento muy particular, pues la muerte de mi padre fue lo más luminoso y liberador que, hasta este día de mi vida, he podido vivir, él supo dejarnos un legado de amor y de entrega y una respuesta sincera y verdadera al Padre, cuando Éste decidió que debía sufrir y partir a su lado, fue lo más bello y lleno de sabiduría que yo he vivido en mi vida.
Y así, en el día de hoy, celebro todo eso, ahora, ya mayor, y crecida en la comprensión de que la paternidad se encuentra muy por encima de los convencionalismos sociales, de las rivalidades de sexos, de los intereses externos… La paternidad es, como dice siempre Alberto, a la par de la maternidad, el rol más importante de la existencia humana, y cuando se vive enteramente y despojados de todos los nudos, bloqueos, apegos; esta entrega es más que reconocida por el Padre Dios, pues deja un sabor de satisfacción incomparable.
Nos gustaría dar hoy, especial realce a la figura de San José, el hombre que, junto a María, acogió, crió, enseñó, protegió y guio a Jesús; y lo preparó para que llegara a entrar con firmeza en la sociedad, enseñar y sanar a tantos, y enfrentar la persecución y hasta la muerte, haciéndose uno con su Padre del Cielo; a quien llamaba Abba… Muy cercana a El debió ser la paternidad de José, para haber sido el escogido como el padre de Jesús en esta tierra, persona abnegada, humilde, firme, comprensivo y fuerte, es el testimonio de paternidad más íntegro de la historia, y en nuestro caso, acudimos a él muchas veces, y nunca nos ha defraudado.
Elevemos al lugar que le corresponde a la paternidad, junto a la maternidad, sin rivalizar, sino logrando lo superior: la común-unión de dos, bajo la acción amorosa del Padre de la Vida; y acudiendo a San José, de seguro encontraremos una vía segura que inspire y ayude a que los padres de familia crezcan cada día, en esta acción formadora, verdadera y liberadora que es la crianza de sus niños.
Abrazos de
Sara y Alberto
Miami, junio 17, 2018