Dar gracias es simplemente maravilloso porque implica haberla recibido antes, y ser consciente de ella.
Es profundamente liberador porque no existe dinero ni nada que lo pueda pagar.
Es gratis porque gratis la hemos recibido.
Muchas cosas hay por las que podemos sentirnos agradecidos a Dios; pero si nuestro agradecer se centra sólo en cosas que tenemos o compramos, pudiéramos viciar por dentro la limpieza del misterio de agradecer, pues las cosas van y vienen, hoy me sirven, mañana no, al final, ya no necesito nada, cuando me toque partir.
Las cosas que tenemos, damos y regalamos, deben ser sólo manifestaciones pasajeras del amarnos los unos a los otros; lo cual lleva consigo un agradecimiento infinito que no se puede ni cuantificar ni cosificar, ni expresar con palabras.
Puede ser tan grande, o hasta mayor, el agradecimiento de una persona que tiene un “Transportation” que el que tiene un “Audi”; ya que una persona no es mejor, ni es más feliz por lo que tiene, ni por el puesto que ocupa, sino por quien es; y ese que yo soy, me ha sido dado con una inmensidad de riqueza y valor, que nunca se perderá, y que no es igualado (ni superado ni disminuido) por ningún otro, porque es único e irrepetible, creado por El, de la nada.
Las cosas cambian, el ser permanece y es sólo el amor quien lo sostiene vivo.
Cuando nuestra vida no fluye centrada en El, pudiéramos, hasta sin darnos cuenta, convertir nuestras gracias en una competencia de rivalidades, que bloquean dentro de uno el estupor y el placer de poder participar de este infinito intercambio de gracias; puesto que al ver lo que otros tienen o logran, que yo no tengo, ni he logrado, en eso puedo sentirme insatisfecho, siendo así que, en realidad, sencillamente no es lo mío, no es lo que necesito para ser feliz…
Es que el dar gracias más excelente y verdadero tiene su Única Fuente en un Amor inmenso: el regalado, sin medida, por Dios en Jesucristo; quien entregó su vida, sufriendo y muriendo en Cruz por nosotros. A Él no le debemos nada más que Amor, pues sin El no pudiéramos ni siquiera agradecer. Es aquí donde el agradecimiento se engrandece y pasa a ser adoración y alabanza, en un deleite perpetuo.
Este es nuestro mensaje hoy:
Usa las cosas, disfrútalas, da las gracias por ellas, pero no te quedes trabado en lo externo, más bien reconoce que no hay otra forma de agradecer que no sea recibiendo y dando, en una entrega mutua, que se sumerge en lo infinito del Amor.
Dios siga bendiciendo a Los Estados Unidos de America, en este día, que se mantenga fundado en Su gratuidad, por encima de los intereses externos.
¡Feliz día de Acción de Gracias a todos!
¡Ámense!
Alberto y Sara