Escrito de ficción basado en la vida real,
Vivencial e Inspirado en la Instrucción Ámense®.
Por Alberto Barrios
Día de los padres, 20 de Junio de 2021
Nadie sabía aún nada de él, sólo que ya crecía ahí en el vientre de su madre. Tú sí mostrabas un choque de emociones, cargada de esperanzas y temores; pues la vida no estaba fácil afuera, y decías: “- la llegada de un hijo más no es fácil; sí, es bello, pero ¡como está la situación hoy en día, mujer!, ¿cómo vamos a hacer para que sea feliz?”.
La mujer/madre lo lleva en su vientre y pronto lo dará a luz. Podías tú imaginar a este nuevo hijo, con una mezcla de acogida y rechazo en tu interior; tal vez preferirías que fuera un varón, pero en aquel entonces, no podías saber aún si él sería de tu mismo sexo, o del de ella. Ese pequeño detalle era muy importante, pero sólo lo supiste ese día, cuando él nació, y fue así: se evidenció enseguida, que llevaba los mismos órganos que tú.
¡La madre dio a luz varón! ¡fue varón! ¡ya dio a luz varón! Esa era la voz que pasaba de boca en boca, de familiar a familiar, de vecino a vecino; siempre con un júbilo en el tono, con mucha alegría expresada; la misma alegría que si hubiese sido una niña, porque, en definitiva, lo que alegra al mundo, es la llegada de una nueva persona humana, cargada de un futuro que no puede dejar de dar esperanza.
La forma corporal de ese bebé que ya se ve machito, por una impronta general de todo su ser, que ya se alimenta, con ansias y placer a la vez, de los pechos de su madre. ¡Oh! Sí la madre, ¡que ternura y que calor!, ¡que grata sensación!, ¡que placer de ser cargado, mimado y abrazado! ¡así!, ¡como varón! Y tú ahí papá, dispuesto a todo.
Pero la situación social afuera, es amenazante, hay conflictos bélicos, hay ruido de aviones, hay tensión y temores, discusiones, en la radio y la TV, en las casas y los barrios… hay rumores de guerra…Sin embargo, tú eres el padre, cuando alzas a tu criatura en tus brazos, lo cargas y lo besas ¡qué seguridad le das! Para él, (y también si fuera ella) son brazos robustos y besos tiernos, pero muy diferentes a los de mamá. Como varón, necesitaba el hijo mucho de tus besos y tus caricias papá, para saber bien, cómo es el amor de un padre, para que vaya formando en su ser, una identidad con esa forma masculina de amar y de ser amado.
Sí, se ve que al niño le gusta mucho estar con su mamá, pero siente que también le va gustando cada vez más estar contigo. A ti te siente como otro yo, ese otro tan suyo y único que sólo puedes ser tú, su Papi.
Nadie más como tú, lo formas y le enseñas eso: ¡que eres su padre! Que lo cuidas, que lo proteges, y si pudiera expresar su sentir te diría:
“- Tu eres como un muro fuerte, que me separa de todo lo que asusta de afuera, que me tranquiliza después que algo en la casa se rompe, porque tú lo arreglas. Y mi mamá se calma contigo, con tu modo fuerte e inquebrantable de decir que hay esperanzas. Todos los miedos se acallan y mi madre descansa y se recrea al apoyarse en tu hombro ancho y fuerte, cuando ya ella siente que no puede más.
Gracias, papá por enseñarme a ser varón, por vivir tú primero, ganando experiencia para que yo la beba de ti. Por ser el que da la cara al mundo, para frenar y superar cualquier inclemencia, cualquier peligro, cualquier agresión…
Lo fuerte de tus brazos, la autoridad de tu voz amable, el roce rudo y cariñoso a la vez, me es tan necesario, como la comida misma que traes al hogar, como el aire que respiro y el agua que bebo. Necesario eres papá, absolutamente necesario.
Si me faltas, si te ausentas ¡qué será de mí! Por mucho que se esfuerce mi madre sola, ella nunca, absolutamente nunca, podrá darme lo que yo necesito de ti. Gracias Padre por estar y ser mi padre”.
Y así, para siempre a él lo tendrás, como un hijo agradecido. No existe, ni existirá para ti, una mayor felicidad y satisfacción, cuando ya tus fuerzas sean menores y estés más cerca de la Morada del Padre de todos, que ver a tu hijo realizarse como varón y como padre, mostrando incluso un progreso, y llegar a ser otro tú, realizado y superado, logrado con todo lo que le diste siempre y, hasta con lo que te faltó dar.
Sé que tu triunfo verdadero es él, que lo brotarás potente aún más allá de tu muerte, y amará sin final a su esposa, para juntos dominar el mundo. Nuevas niñas y niños nacerán siempre para recordarte y honrarte como ese padre que supo realizarse en su misión de mostrar en sí el Rostro del Padre Creador, Protector y Garante.
¡FELICIDADES a todos los padres realizados y por realizarse!
Aba, no sin mi Sara