Salvarse uno mismo primero
Queridos en Ámense:
Nosotros sentimos un enorme significado como Fundadores de Ámense al sobrevivir y llegar al final del 2023, abriendo las puertas de la Esperanza al 2024. Por ello, nos complacemos en ofrecer hoy un testimonio discreto y respetuoso, que en sí mismo, puede ser ya una Enseñanza capaz de iluminar e inspirar a muchos, desde su interior, hacia una apertura, para aprender a seguir construyendo la propia felicidad, en el nuevo año y mirando los años futuros que están por venir.
Este año, al comenzar el 2024, hacemos una comunicación especial, pues a los diferentes motivos de esta celebracion general, Ámense añade una motivación particular, al anticipar la alegría de celebrar en enero de 2025, nuestros 30 años de entrega en la fundación de Ámense.
Empezamos pues, desde ya, a celebrar, ofreciendo primero una reafirmación de quiénes somos, sin perder de vista que ese ser nuestro, es parte de una familia, de un país, de un mundo que enfrenta hoy una profunda crisis.
En efecto, en la historia de la humanidad se registran hechos de crisis profundas que jalonan importantes superaciones, pero nunca antes como ahora el Planeta entero, todos sus países, todas las culturas, todas las instituciones ya sean, religiosas, educativas, de salud, legislativas, del Orden, de información, de comunicación… viven una peligrosa crisis, cuya raíz se percibe como una pugna profunda entre el Bien y el mal, entre lo que es verdad y lo que es mentira, y cuyas consecuencias afectan a cada cabeza humana, en su día a día y en su entorno, por pequeño que éste sea.
A nosotros Alberto y Sara nos une, además del amor profundo como el hombre y la mujer que somos, una coincidencia total en el cómo vemos la vida e interpretamos los acontecimientos y el sentir y experimentar una fe común e integrada en la misión de vida que juntos ejercemos.
No le extrañe a nadie que Ámense®, nacida como una plantica nueva de gran potencial, que ha sido protegida por la Fuerza y la Luz del Padre de la vida, que habiendo superado incontables y serias adversidades, que incluye prejuicios, juicios, hasta amenazas, sobreviva hoy aún, para anunciar esta Esperanza a cada ser humano, a cada familia, a cada nación y al mundo todo.
Somos testigos de mucho, en nuestra propia carne, lo que, unido a nuestra experiencia profesional, desempeño social y una alta maduración en la fe, nos ha permitido ayudar a salvarse a miles de personas -desde las más sencillas y humildes, hasta de las más altas sociedades; siempre con amoroso estudio personalizado y, con certera instrucción, para darle a cada uno toda la importancia que merece su Dignidad.
Debemos dejar algo muy claro: Nosotros, Alberto y Sara, los fundadores de Ámense, no somos “santos”, no somos “iluminados”, como tampoco somos personas “equivocadas” que nos creamos superiores a los demás, ni somos fanáticos religiosos, ni buscamos ser “influencers”, ni estamos detrás de la fama, ni del poder, ni del dinero. Somos sí muy conscientes de nuestra alta responsabilidad de enseñar lo que sabemos que pertenece a cada ser humano, a quien le corresponde saber, primero, de sí mismo, debido al simple y extraordinario hecho de ser un hijo de Dios, como lo anuncia en Navidad el Recién Nacido desde un pesebre.
Es evidente que nuestras opciones han permanecido firmes del lado de los sin poder, sin prestigio y sin dinero; pero sin diluir, ni mezclar nuestra IDENTIDAD con la de nadie, porque es en ésa, donde está nuestra más brillante DIGNIDAD, fundamentada en el soplo del Creador ofrecido a cada cual, de forma única e irrepetible, y que a la vez nos une a todos en un Espíritu de Vida centrado en Él, cuyo Amor es nuestra verdadera riqueza y placer a saciedad.
No se equivoquen los que piensan que por ello no somos exitosos, lo que sucede es que no son los modelos de sueños creados los que nos guían, sino que, han sido opciones libres, de elevada honestidad y dignidad, las que nos han mantenido a un nivel social más parecido y cercano al de Jesucristo y su Evangelio, y de seguro, esta decisión nos ha aportado mucha realización y felicidad.
Así que nuestra voz, la de Ámense, se alza hoy una vez más, aclarando muy bien e insistiendo con más fuerza de que lo que enseñamos No es una opinión más, pues hablamos desde hechos.
Así es, esto lo saben las incontables personas que zafaron sus nudos opresivos, lo saben todos los que devolvieron un sentido mayor a sus vidas, los que reavivaron su amor a sus hijos, los que descubrieron el saber de un fino discernir.
Que lo digan todos aquellos que, como adultos, supieron amar más a sus padres en su verdad, conociendo y llamando por su nombre sus defectos, para no seguir la cadena de errores… sin dejar de amarlos.
Que lo digan los abuelos que han redescubierto la belleza de su vejez, los que han aprendido a cosechar sabiduría, los adultos que se han adecuado a la adultez de sus edades, los moribundos que han encontrado su fuente de Paz en su entrega final…
Que lo digan tantos, a quienes hemos entregado una luz increíble a través de una amable advertencia, una alerta, durante una simple conversación, en una fiesta familiar o incluso en la línea de un mercado...
Que lo digan aquellos muchos que se han beneficiado de nuestra red privada de oraciones, pues los milagros llueven y no escampan, cuando oramos unidos, y conocemos la realidad por la que lo hacemos.
Que lo digan los padres que han encontrado en nuestra Instrucción una salida de bien a francas agresiones de sus hijos en las escuelas, salvando a sus propios hijos han salvado a muchos otros, sin que estos mismos lo supieran.
Que lo digan todos los padres que han sido consolados en sus angustias y preocupaciones por el futuro de sus hijos, que ya no se sienten seguros de ofrecerles un ambiente social protegido, que han aprendido a dejar morir lo que ya no existe en los medios, ni en sus hogares, ni en sus iglesias, ni en sus barrios, ni en sus ciudades… para decidir salvarse ellos mismos, optando por conocerse primero, disfrutando el verdadero amar y ser amado, protegiéndose y fortaleciendo su vínculo con Dios…
Que hablen todos los que han aprendido a tratar acertadamente a sus madres o padres difíciles, los que supieron rescatar el amor de sus hijos, los que aprendieron a proteger su amor de pareja, o a separarse civilizadamente si fuera el caso de una unión errónea.
En fin, tantos han sabido reconocer sus derechos en su vida real, y aquellos que valientemente logran manifestar su fe públicamente y que ésta sea respetada.
Bien, lo que enseñamos NO lleva simplemente la AUTORIDAD ni de un sacerdote ni de una psicóloga (que lo somos y buenos) ni tampoco mucho menos de un presidente o un alcalde, ni un partido político, lleva sí la solidez de la VERDAD VISTA Y RECONOCIDA como URGENTE NECESIDAD en la actualidad que vivimos.
Si fuera el caso que diéramos nuestra opinión, ¡Atención! No somos niños, ni jóvenes llevados y traídos por ideas o tendencias ideológicas, modas o sueños fabricados por la propaganda. No repetimos lo que oímos de afuera. Somos adultos mayores, que hemos sabido aprender del desastre. Recibiendo fuerzas del Altísimo, para no disolvernos en la masa. Hemos logrado vivir, estudiar y probar ampliamente lo que decimos, con el propio esfuerzo, alcanzando la sabiduría requerida para nuestra edad y experiencias.
No les extrañe que, en este mundo donde está la tendencia a despreciar los valores básicos de vida, donde se silencia y confunde el rigor de las palabras, la solidez del pensamiento científico, o el respeto a un elemental análisis lógico, que ofende incluso el sentido común; se catalogue todo por igual y no se sepa distinguir entre lo que vale de lo que no vale.
Y hasta aquí, que llegue a todos nuestro mensaje, en comunión con el Dios Vivo y Verdadero que hace la Historia. Queridos, ¡Sean quienes son!, pero antes de opinar o actuar conózcanse. Conozcan su conexión con Dios como creaturas, conozcan sus verdaderas necesidades, desde su corazón, conozcan las relaciones primarias que deben priorizar en el Amor, como lo hicieron María y José al retirarse de todo otro vínculo y formar la exclusividad del Amor que hizo posible que Jesús naciera, se educara y creciera protegidamente.
Y terminamos deseando que se unan a nosotros en un pedido de oración especial.
Que el 2024 sea el comienzo de una nueva apertura social al Bien verdadero, desde el vínculo Dios. Y que Ámense continue fortaleciendo y desarrollando todo su potencial y alcance para la Paz y el Bien, dentro de una libertad responsable.
¡Ámense ya Comienza el 2024! Que todos sean llenos de ese espíritu basado en el mandamiento nuevo de Jesucristo, que es la base de toda ley.
Abrazos,
Alberto y Sara