Por Alberto y Sara Ámense® - Abril 27,2025
Para todos, la muerte es impactante y más aún cuando se trata de alguien que ha alcanzado un lugar representativo mundialmente; la vida, sin embargo, sigue su curso, y al enterrar al Papa le sigue el anuncio de la Sede Vacante, lo cual significa que no hay nadie ocupando la Silla.
Los medios dan gran cobertura a estos hechos y mientras desde Roma nos llegan imágenes impactantes de un estilo y una serie de rituales y procederes únicos, no habituales, diferentes a lo común para un jefe de Estado; no pocos lo ven como algo lejano a sus vidas; siendo así que se trata de quien representaría a Dios en el Planeta, El Santo Padre, el Sumo Pontífice, el Vicario de Cristo en la Tierra.
Es preciso notar, sin embargo, que esta visión sacrosanta se consolida en épocas muy pasadas, de comienzos de la Edad Media, cuando en el mundo prevalecían estructuras feudales, y era muy válido representar al Señor de Señores, al Rey de Reyes, en su realidad superior, pues Aquél que se hizo hombre, nunca deja de ser Dios y no habrá suficiente magnificencia en este mundo para representarlo. Pero hay que reconocer que ya la humanidad ha crecido en conciencia de su dignidad como hijos e hijas del Creador, y ese mensaje en lugar de dar la Luz, la enturbia.
Es así como, el anuncio de la Sede Vacante se nos hace sugerente de un vacío real, una necesidad común en el mundo de hoy.
Desde nuestra misión Amense®, donde hemos avanzado en explorar y conocer, en testimonios directos de miles de personas y familias, de diferentes creencias, por más de tres décadas, constatamos que hoy por hoy, suenan cada vez más raros los modos vaticanos, especialmente para los niños y nuevas generaciones, a quienes vemos que poco les dice, desarrollando en ellos hasta una indiferencia sobre esos asuntos.
Además, la mayoría de los creyentes en Cristo, no se muestran identificados. Incluso para un gran número de los que se confiesan católicos -incluso sacerdotes- ya no les es muy importante para su Fe, depender de lo que diga o no diga el Papa. Hoy por hoy es cada vez más creciente quienes manifiestan vivir su Fe a su manera. Y es que, queramos o no, la autoridad de la Fe, colocada en una escala social, No empieza arriba, sino abajo. No empieza afuera de los creyentes, sino dentro.
Estamos ciertos de que existe ese vacío, como una realidad actual, más allá del significado de la mencionada Sede Vacante. Es por ello por lo que nuestra intensión al ofrecer esta información no es, ni defender, ni manifestar disgustos sobre el Papa Bergoglio, quien ya debe descansar en Paz, sino que, como ministros de Dios, en comunión del Espíritu Santo, instamos a animar la Fe desde dentro, empezando por la propia y la de los nuestros, que nada ni nadie la puede hacer tambalear, ya que toda Fe adulta crece, incluso ante las crisis y desmoronamientos que Dios permite ocurran a nuestro alrededor y en nuestro mundo.
Hermanos y hermanas, todo lo que es externo, debería remitirnos a una realidad espiritual inherente a nuestra identidad personal; en otras palabras: LA “SANTA SEDE” ESTÁ EN MÍ PRIMERO. Si ésta queda vacante o no -dentro de mí-, será mi responsabilidad.
Mientras las instituciones y la política se desenvuelven, tratando de poner orden y actualidad a lo que se desmorona o está en crisis, a nosotros nos corresponde encontrar qué vacíos hay dentro de cada cual que pueden estar ocupados por lo ajeno, lo que no nos aporta nada a nuestra libertad y a nuestro llamado a realizarnos en felicidad y en conformidad con la persona que soy ante el Padre Creador.
La sede del Estado Vaticano puede estar vacante o no, puede estar bien o mal ocupada; pero la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica en la que creemos, no es un simple hecho religioso o político, sino una comunidad entrañable, visible e invisible, de hijos e hijas del Padre, unidos en un Mismo Espíritu, regalado por Él en cada corazón, para que se cumpla su Voluntad, así en la tierra como en el cielo.
No vivamos en el vaivén de lo externo que nos lleva y nos trae, demos paso a nuestra identidad que nos ofrece la posibilidad de pensar y sentir por nosotros mismos, por nuestras propias convicciones y creencias, dejemos que nuestra Fe sea adulta, anclada en Él. Sobre esta base observemos a nuestro alrededor y veamos SU VERDADERA SEDE VACANTE en los hogares, en las escuelas, en los consultorios médicos, en los hospitales, en las farmacéuticas, en los servicios públicos, en las ciudades, en los países, en las guerras…; pero entendamos bien que, si hay un vacío de Él y sus valores, esto se recupera empezando por el cambio en cada persona.
Hagamos que la Institución Familia sea grande otra vez. Hagamos que la política integre esta perspectiva en nuestras ciudades, reconociendo esa sede vacante en nuestra vida pública, y encausando los recursos necesarios para ofrecer un acceso amplio y efectivo a esta Instrucción, respondiendo a una problemática social que no puede ser solucionada desde una escuela privada o una iglesia más.
A todos les pedimos estén atentos en seguirnos, para trabajar juntos en sucesivas acciones, comunicaciones y eventos durante este 2025 y los años venideros, Dios Mediante.