
Testimonio de P. Alberto, un franciscano casado
¡Habemus Papam...! Parece más joven que su edad. Vemos aparecer como de la nada esa figura sorprendente, con gestos y signos diferentes, parecen propios, no copiados, con una mirada que sale de lo más profundo de un ser tocado por la trascendencia. Vemos una foto de rostro duro en su pasado y, allí parece más viejo que en un presente en vivo, lleno de una sonrisa particular, con una postura, gestos y palabras originales, como si estuviera siendo llevado, él mismo sorprendido de ser el Papa y de tener allá abajo una multitud de personas esperando por él... leer más