Daniel Thomas, mi querubín, mi angelito, mi nietecito pequeño.
Ya tienes tu nombre propio y es un nombre grande, más grande que tú,
que eres aun pequeñito: Daniel Thomas,
pero podrías llamarte Ternura, Alegría, Inocencia, AMOR…
Acabas de llegar a mi vida de abuela y
ya ocupas un espacio propio y amplio, sólo para ti.
Eres tan pequeñito y perfecto que
sólo la Mano de Dios
puede hacer algo tan bello,
te dibujó con un pincel de oro, todas tus facciones son perfectas.
Acabas de llegar a mi vida de abuela y
ya he derramado lágrimas por ti,
estás enfermito, sí,
naciste saludable y bien cuidado
por tus padres y tus hermanos que pusieron todo a tu disposición.
Detuvieron sus vidas para acoger la tuya.
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